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martes, 1 de junio de 2010

La leyenda del delfín



Le leyenda del delfín, segunda parte.
La leyenda del delfín
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Los estudios dicen que en su origen el delfín fue un mamífero terrestre que abandonó este medio hace unos 55 millones de años, cuando desapareció el peligro de los grandes reptiles carnívoros de mar.

Los misticetos (ballenas) y odontocetos (delfines) trotaron alguna vez por las llanuras patagónicas y asiáticas, y aunque su adaptación acuática no acaba de ser un misterio, hay varios supuestos al respecto.



Delfines y ballenas descienden del Mesonyx, un cuadrúpedo con aspecto de hiena, que tenía cinco pezuñas cortas y habitó las costas de ríos y mares. El Mesonyx buceaba para capturar peces y crustáceos, siendo entonces al principio un nadador terrestre, como un perro de aguas; pero después aprendió a contener la respiración y a permanecer más tiempo sumergido.
Delfines y ballenas descienden del Mesonyx.
Cinco millones de años después, es decir hace 50 millones de años, el Mesonyx se convirtió en un mamífero anfibio llamado Ambulocetus, prototipo del actual delfín. En este momento ya había perdido su pelaje y las patas traseras se le habían atrofiado al tiempo que las delanteras se retraían, sirviéndole ahora como remos. Las fosas nasales quedan colocadas hacia la zona alta de la cabeza, pudiendo así respirar sin salir totalmente del agua, y la mandíbula dentada se afila cada vez más.
El Ambulocetus nada haciendo ondular su cuerpo, y se sumerge únicamente para alimentarse; todavía necesita salir a tierra para masticar los peces sin tragar agua. Sus tímpanos se adaptan para escuchar mejor los sonidos subacuáticos.
Hace 45 millones de años la evolución genera el Rhodocetus, un animal de 2.5 metros que refuerza su afición acuática y que ahora posee cola, patas traseras más atrofiadas y delanteras convertidas totalmente en aletas.
La piel del Rhodocetus se recubre de tejido conjuntivo espeso y dispuesto en laminillas. Sus dientes se vuelven cónicos para morder mejor a otros peces, y definitivamente ya no sale a la tierra.
Hace 40 millones de años ya aparece el Zeuglodón, que tiene de 15 a 20 metros de longitud y un peso de seis toneladas. Era poco ágil y no usaba sus aletas anteriores para nadar, pero lo hacía correctamente gracias a su cola horizontal, que funcionaba como un gran remo movido por su poderosa musculatura.
Hace 40 millones de años aparece el Zeuglodón.
La ciencia discute si el Zeuglodón tenía o no aleta en el lomo, e incluso algunos cetólogos afirman que este no era delfín sino ballena.
Hace 30 millones de años el continente madre (Gondwana) se fragmentó y aparecieron nuevos mares, diversificando los recursos alimenticios y la competencia. Los misticetos (ballenas) filtran el plancton con sus barbas, mientras que los odontocetos (cachalote, orca, delfín) cazan peces con sus dientes. El delfín ya ha adquirido su más cercana forma actual.
Las virtudes del delfín
Además de su capacidad de desplazamiento en el agua (ver primera parte de este artículo), otras virtudes a destacar en este cetáceo son su sentido solidario, su lenguaje inteligente, su alta sensualidad y la conciencia de su propia mortalidad.
Sexualidad
Se dice que el delfín tiene una alta sexualidad. Con cantos, saltos, caricias y leves mordiscos que se prolongan durante semanas, el delfín macho seduce a la mayor cantidad posible de hembras, pero una por una.

Con sentido de la intimidad, aparta a la hembra del resto y durante algunas horas personaliza el vínculo erótico antes de la cópula, que en sí misma dura sólo entre 10 y 15 segundos. Diez o 16 mese más tarde, las hembras parirán delfines de unos 90 kilos, a los que amamantarán bajo la protección de los machos, constituyendo familias transitorias dentro del clan.
Sentido  solidario y lenguaje inteligente son algunas de las virtudes del delfín.
Lenguaje
Se piensa que el delfín puede comunicarse a voluntad. Con su propio timbre de voz e incluso con dialectos distintos entre diferentes manadas, emite silbidos ondulantes que parecen tener un sentido específico en cuanto a mensaje y estética.

También se comunica mediante actitudes corporales y roces de una piel muchísimo más receptiva que la humana, debido a sus sensibles terminales nerviosas.
Sentimientos
Los delfines tienen un comportamiento altruista en el núcleo de su familia, compuesta por entre seis y 20 ejemplares claramente individualizados.

Una muestra de lo anterior es el hecho de que durante el parto de una hembra otra oficia como partera y ayuda al bebé a tomar su primera bocanada de aire, e incluso lo cuida como su propio hijo cuando la madre debe salir de cacería. Un ejemplo más: todo delfín viejo o herido será sostenido en la superficie por otros dos para que respire sin cansarse.
En su relación con el hombre, son legendarias las historias de delfines que socorren a nadadores en apuros.
Es legendaria la relación del delfín con el hombre.
Conciencia de su mortalidad
Se dice que el delfín tiene conciencia de su propia mortalidad, y que en ocasiones decide suicidarse. Sin embargo, los expertos aseguran que el delfín no encalla en las costas para quitarse la vida voluntariamente y en masa, sino que ello es provocado por perturbaciones orgánicas como el atrofiamiento de su sistema de sonar, que rompe su campo electromagnético y le impide orientarse adecuadamente.

Otra posible causa es la contaminación virósica que afecta su salud hasta un punto crítico que confunde su brújula interna. Otras causas probadas son los sismos submarinos, las maniobras navales de guerra y los derrames de sustancias tóxicas en el mar.

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